Este mes en Film and Food nos proponen cocinar algo que nos gustase mucho de niños, lo primero que se me viene a la cabeza son las lentejas... ya se que parece raro pero es la verdad, me encantaba llegar del cole y que hubiese lentejas para comer, lástima que estoy de viaje de trabajo toda la semana, si me hubiese pillado en casa os hubiese enseñado una foto mía de peque, en su lugar os dejo esta cazuelita para jugar a las cocinitas. Esta es mi receta, sabrosas pero no grasientas, con el embutido justo para darles un buen sabor.
Ya que soy una 'especialista' tengo algunos trucos, la clave es en utilizar unas buenas lentejas, verdinas o pardinas pero no esas enormes, tan grandes como insípidas. Creo que lo mejor es no ponerlas a remojo, es una legumbre que se cocina enseguida y tenemos que darle tiempo para coger el sabor del guiso, las lentejas remojadas se hacen demasiado pronto y se convierten en puré. Lo ideal es que queden tiernas pero enteras por lo que hay que apagar el fuego en cuanto notemos que se pueden morder pero aún están un poco duras, con el calor de la cazuela y unos minutos de reposo ya estarán tiernas. Yo no se hacerlas en olla rápida, cuando lo intento sólo consigo una papilla muy poco apetecible, creo que ir añadiendo el agua poco a poco y que no lleguen a hervir a borbotones marca la diferencia, una buena cazuela con tapa y media hora son suficientes para conseguir el mejor plato de lentejas.